OTOLOGÍA

miércoles, 19 de agosto de 2015 | comentarios

Recuerdo anatómico y fisiológico.

EMBRIOLOGÍA DEL OÍDO.
El conducto auditivo externo y la capa externa de la membrana timpánica se forman de una invaginación del ectodermo de la primera hendidura branquial. La mucosa de todas las cavidades del oído medio (trompa, caja del tímpano y mastoides) se forma por una invaginación del endodermo de la primera bolsa faríngea, aunque el mesodermo del primer y segundo arcos branquiales formará la cadena osicular y los músculos del oído medio.

ANATOMÍA DEL OÍDO.

Oído externo. Formado por el pabellón auricular y el conducto auditivo externo (CAE). El CAE tiene forma de S itálica y tiene las siguientes relaciones: anterior con la articulación temporomandibular, posterior con la mastoides y la tercera porción del nervio facial, superior con la fosa craneal media e inferior con la parótida. Inervación sensitiva por ramas del plexo cervical, V, VII y X pares craneales (ver figura 1). En unión entre el tercio externo del CAE (cartilaginoso) y los dos tercios internos (óseos) se encuentra el istmo, donde se suelen localizar los cuerpos extraños.


Figura 1. Inervación sensitiva del oído externo.

Oído medio. Es un sistema neumático (aireado) que incluye tres estructuras: trompa de Eustaquio, caja timpánica y mastoides. Las relaciones de la caja del tímpano se detallan en la tabla 1 (MIR 99-00F, 247). En su interior se encuentra la cadena osicular, formada por martillo, yunque y estribo. La trompa de Eustaquio comunica la caja timpánica con la rinofaringe y su función es la aireación de las cavidades del oído medio y el mantener el equilibrio de presiones. La musculatura peristafilina peritubárica (tensor y elevador del velo del paladar) se encarga de abrir la trompa al masticar y bostezar. La mastoides es una cavidad neumatizada compuesta por celdillas, la mayor de las cuales es el antro mastoideo. La membrana timpánica tiene 2 porciones, la pars tensa (tres capas, con el triángulo luminoso en la parte anteroinferior, que desaparece en las retracciones timpánicas) y la pars fláccida (no tiene capa intermedia y es más susceptible de invaginación, como en los colesteatomas).


Tabla 1. Relaciones anatómicas de la caja del tímpano.

Oído interno. Es una estructura ósea o laberinto óseo, en cuyo interior, flotando en la perilinfa, está el laberinto membranoso, que contiene en su seno la endolinfa. Podemos definir 2 zonas con funciones distintas: Laberinto anterior o cóclea. Podemos distinguir 3 pisos, rampa vestibular (contiene perilinfa), conducto coclear o rampa media (contiene endolinfa y en su interior, sobre la membrana basilar, está el órgano de Corti con las células ciliadas internas y externas) y rampa timpánica (contiene perilinfa). Las rampas timpánica y vestibular están conectadas en la punta de la cóclea o helicotrema. La rampa vestibular está en contacto con la ventana oval (donde se inserta la platina del estribo) y la rampa timpánica con la ventana redonda. El sonido se transmite siguiendo este recorrido: pabellón CAE tímpano y cadena osicular ventana oval rampa vestibular rampa timpánica ventana redonda. Las fibras auditivas procedentes del órgano de Corti van al ganglio espiral, donde está la primera neurona de la vía auditiva.


Figura 3. Laberinto membranoso

Laberinto posterior. Consta de 2 zonas, vestíbulo (compuesto por sáculo y utrículo) y los 3 conductos semicirculares, que parten del utrículo y están dispuestos en los 3 planos del espacio (superior, posterior y lateral u horizontal). El sáculo comunica con la cóclea mediante el ductus reuniens de Hensen o conducto sáculo-coclear. Las fibras vestibulares, procedentes de máculas de sáculo y utrículo y de las crestas ampulares de los conductos semicirculares, van al ganglio de Scarpa. En este ganglio se encuentra la primera neurona de la vía vestibular. La irrigación del oído interno proviene de la rama laberíntica o auditiva interna de la AICA o arteria cerebelosa anteroinferior.


Figura 4. Corte transversal del laberinto anterior.

Líquidos del oído interno.
Perilinfa: composición parecida al líquido cefalorraquídeo y líquidos extracelulares y se cree que penetra en el oído interno desde el espacio subaracnoideo a través del acueducto coclear, que desemboca en la rampa timpánica.
Endolinfa: composición parecida a los líquidos intracelulares, rica en potasio. Baña el interior del laberinto membranoso. Se sintetiza en la estría vascular, utrículo y sáculo y se reabsorbe a través del conducto endolinfático, que viaja en el interior del acueducto del vestíbulo hasta llegar al espacio extradural de la fosa craneal posterior, donde drena a través del saco endolinfático (MIR 94-95, 155).
Vía acústica: es una vía casi directa al córtex temporal y muy entrecruzada (principalmente contralateral), por lo que serán excepcionales las sorderas centrales. La 1ª neurona está en el ganglio espiral, donde llegan las fibras del órgano de Corti y salen las que forman el nervio auditivo, hasta los núcleos cocleares del troncoencéfalo (2ª neurona). Después, tras varios relevos neuronales, llega al córtex temporal (áreas 41 y 42).
Vía vestibular: establece pocas conexiones corticales, ya que la mayoría son con núcleos motores que responden por mecanismos reflejos para mantener el equilibrio. Hay conexiones con núcleo oculomotores y el fascículo longitudinal medial (reflejo vestíbulo-ocular), con la vía espinal (reflejo vestíbulo-espinal), X PC (manifestaciones vegetativas en el vértigo), fibras propioceptivas cervicales y con el cerebelo (donde se integra la información de todos los movimientos corporales). La 1ª neurona está en el ganglio de Scarpa, y en este ganglio las neuronas se agrupan en dos haces: nervio vestibular superior (lleva las fibras del utrículo y crestas ampulares de los conductos semicirculares superior y lateral) y nervio vestibular inferior (lleva las fibras del sáculo y conducto semicircular posterior), que llegan a los núcleos vestibulares del tronco
(2ª neurona), situados en el suelo del IV ventrículo.
FISIOLOGÍA DE LA AUDICIÓN.
El oído externo (OE) y el oído medio (OM) conducen o transmiten el estímulo sonoro aéreo al oído interno (OI), de modo que cuando se alteran existirá hipoacusia de transmisión o de conducción (MIR 95-96F, 104). Además de conducir el estímulo sonoro, el OE y el OM lo amplifican: el CAE amplifica 10-15 dB, mediante una función de resonador para frecuencias entre 1500-2000 Hz (MIR 94-95, 160). Junto a esto, el oído medio amplifica otros 30 dB, mediante dos mecanismos: diferencia de área entre el tímpano y la ventana oval (14/1) y por una relación de palanca de la cadena osicular, que multiplica la efectividad de la transmisión por 1,3.
El OI es un receptor que transforma un estímulo sonoro (mecánico) en uno eléctrico. La intensidad es percibida en función del número de estímulos por unidad de tiempo. La frecuencia mediante la distribución tonotópica, que se mantiene en toda la vía auditiva: los tonos graves estimularán las fibras situadas en la última espira de la cóclea (cerca del helicotrema) y los agudos estimularán la zona de la espira basal (junto a la ventana oval). El oído humano es capaz de captar frecuencias desde 16 a 20.000 Hz.
FISIOLOGÍA DEL EQUILIBRIO.
El equilibrio se basa en mecanismos reflejos, donde hay sistemas aferentes que nos informan de la posición en el espacio (vista, laberinto posterior, sensibilidad propioceptiva); esa información se integra (núcleos vestibulares del tronco y cerebelo) y un sistema eferente para mantener el equilibrio, conexiones vestíbulo-oculares (su alteración genera nistagmo), vestíbulo-espinales (su alteración genera lateropulsión en el Romberg y la marcha) y con el núcleo del vago (su alteración genera manifestaciones vegetativas). Es decir, el oído es uno de los sistemas aferentes de información. Así nos informa de:
• Las aceleraciones lineales, que estimulan mediante las variaciones de presión que ejercen los otolitos sobre las células ciliadas de las máculas de utrículo y sáculo (MIR 96-97F, 157).
• Las aceleraciones angulares, que estimulan mediante movimientos de la endolinfa que desplaza los estereocilios las células ciliadas de las crestas ampulares de los conductos semicirculares, de manera que se estimula un conducto semicircular y a la vez se inhibe su homólogo contralateral.


Figura 5. Esquema del equilibrio
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