Recuerdo anatómico y fisiológico.
EMBRIOLOGÍA DEL OÍDO.
El conducto auditivo externo y la capa externa de
la membrana timpánica se forman de una invaginación del ectodermo de la primera
hendidura branquial. La mucosa de todas las cavidades del oído medio (trompa,
caja del tímpano y mastoides) se forma por una invaginación del endodermo de la
primera bolsa faríngea, aunque el mesodermo del primer y segundo arcos
branquiales formará la cadena osicular y los músculos del oído medio.
ANATOMÍA DEL OÍDO.
Oído externo. Formado por el pabellón auricular y el conducto auditivo externo (CAE). El CAE tiene forma de S itálica y tiene las siguientes relaciones: anterior con la articulación temporomandibular, posterior con la mastoides y la tercera porción del nervio facial, superior con la fosa craneal media e inferior con la parótida. Inervación sensitiva por ramas del plexo cervical, V, VII y X pares craneales (ver figura 1). En unión entre el tercio externo del CAE (cartilaginoso) y los dos tercios internos (óseos) se encuentra el istmo, donde se suelen localizar los cuerpos extraños.
ANATOMÍA DEL OÍDO.
Oído externo. Formado por el pabellón auricular y el conducto auditivo externo (CAE). El CAE tiene forma de S itálica y tiene las siguientes relaciones: anterior con la articulación temporomandibular, posterior con la mastoides y la tercera porción del nervio facial, superior con la fosa craneal media e inferior con la parótida. Inervación sensitiva por ramas del plexo cervical, V, VII y X pares craneales (ver figura 1). En unión entre el tercio externo del CAE (cartilaginoso) y los dos tercios internos (óseos) se encuentra el istmo, donde se suelen localizar los cuerpos extraños.
Figura 1. Inervación
sensitiva del oído externo.
Oído medio. Es un sistema neumático (aireado) que
incluye tres estructuras: trompa de Eustaquio, caja timpánica y mastoides. Las
relaciones de la caja del tímpano se detallan en la tabla 1 (MIR 99-00F, 247).
En su interior se encuentra la cadena osicular, formada por martillo, yunque y
estribo. La trompa de Eustaquio comunica la caja timpánica con la rinofaringe y
su función es la aireación de las cavidades del oído medio y el mantener el
equilibrio de presiones. La musculatura peristafilina peritubárica (tensor y
elevador del velo del paladar) se encarga de abrir la trompa al masticar y
bostezar. La mastoides es una cavidad neumatizada compuesta por celdillas, la mayor
de las cuales es el antro mastoideo. La membrana timpánica tiene 2 porciones,
la pars tensa (tres capas, con el triángulo luminoso en la parte anteroinferior,
que desaparece en las retracciones timpánicas) y la pars fláccida (no tiene
capa intermedia y es más susceptible de invaginación, como en los
colesteatomas).
Tabla 1. Relaciones
anatómicas de la caja del tímpano.
Oído interno. Es una estructura ósea o laberinto óseo, en cuyo interior,
flotando en la perilinfa, está el laberinto membranoso, que contiene en su seno
la endolinfa. Podemos definir 2 zonas con funciones distintas: Laberinto
anterior o cóclea. Podemos distinguir 3 pisos, rampa vestibular (contiene
perilinfa), conducto coclear o rampa media (contiene endolinfa y en su interior,
sobre la membrana basilar, está el órgano de Corti con las células ciliadas
internas y externas) y rampa timpánica (contiene perilinfa). Las rampas
timpánica y vestibular están conectadas en la punta de la cóclea o helicotrema.
La rampa vestibular está en contacto con la ventana oval (donde se inserta la
platina del estribo) y la rampa timpánica con la ventana redonda. El sonido se
transmite siguiendo este recorrido: pabellón → CAE → tímpano
y cadena osicular → ventana oval → rampa vestibular → rampa timpánica→ ventana redonda. Las fibras auditivas procedentes
del órgano de Corti van al ganglio espiral, donde está la primera neurona de la
vía auditiva.
Figura 3. Laberinto
membranoso
Laberinto posterior. Consta de 2 zonas, vestíbulo
(compuesto por sáculo y utrículo) y los 3 conductos semicirculares, que parten del
utrículo y están dispuestos en los 3 planos del espacio (superior, posterior y
lateral u horizontal). El sáculo comunica con la cóclea mediante el ductus
reuniens de Hensen o conducto sáculo-coclear. Las fibras vestibulares, procedentes
de máculas de sáculo y utrículo y de las crestas ampulares de los conductos
semicirculares, van al ganglio de Scarpa. En este ganglio se encuentra la
primera neurona de la vía vestibular. La irrigación del oído interno proviene
de la rama laberíntica o auditiva interna de la AICA o arteria cerebelosa
anteroinferior.
Figura 4. Corte transversal
del laberinto anterior.
Líquidos
del oído interno.
Perilinfa: composición parecida al líquido
cefalorraquídeo y líquidos extracelulares y se cree que penetra en el oído
interno desde el espacio subaracnoideo a través del acueducto coclear, que desemboca
en la rampa timpánica.
Endolinfa: composición parecida a los líquidos
intracelulares, rica en potasio. Baña el interior del laberinto membranoso. Se
sintetiza en la estría vascular, utrículo y sáculo y se reabsorbe a través del
conducto endolinfático, que viaja en el interior del acueducto del vestíbulo
hasta llegar al espacio extradural de la fosa craneal posterior, donde drena a
través del saco endolinfático (MIR 94-95, 155).
Vía acústica: es una vía casi directa al córtex
temporal y muy entrecruzada (principalmente contralateral), por lo que serán
excepcionales las sorderas centrales. La 1ª neurona está en el ganglio espiral,
donde llegan las fibras del órgano de Corti y salen las que forman el nervio
auditivo, hasta los núcleos cocleares del troncoencéfalo (2ª neurona). Después,
tras varios relevos neuronales, llega al córtex temporal (áreas 41 y 42).
Vía vestibular: establece pocas conexiones
corticales, ya que la mayoría son con núcleos motores que responden por
mecanismos reflejos para mantener el equilibrio. Hay conexiones con núcleo
oculomotores y el fascículo longitudinal medial (reflejo vestíbulo-ocular), con
la vía espinal (reflejo vestíbulo-espinal), X PC (manifestaciones vegetativas en
el vértigo), fibras propioceptivas cervicales y con el cerebelo (donde se
integra la información de todos los movimientos corporales). La 1ª neurona está
en el ganglio de Scarpa, y en este ganglio las neuronas se agrupan en dos
haces: nervio vestibular superior (lleva las fibras del utrículo y crestas
ampulares de los conductos semicirculares superior y lateral) y nervio
vestibular inferior (lleva las fibras del sáculo y conducto semicircular
posterior), que llegan a los núcleos vestibulares del tronco
(2ª neurona), situados en el suelo del IV
ventrículo.
FISIOLOGÍA
DE LA AUDICIÓN.
El oído externo (OE) y el oído medio (OM)
conducen o transmiten el estímulo sonoro aéreo al oído interno (OI), de modo
que cuando se alteran existirá hipoacusia de transmisión o de conducción (MIR 95-96F,
104). Además de conducir el estímulo sonoro, el OE y el OM lo amplifican: el
CAE amplifica 10-15 dB, mediante una función de resonador para frecuencias
entre 1500-2000 Hz (MIR 94-95, 160). Junto a esto, el oído medio amplifica
otros 30 dB, mediante dos mecanismos: diferencia de área entre el tímpano y la
ventana oval (14/1) y por una relación de palanca de la cadena osicular, que
multiplica la efectividad de la transmisión por 1,3.
El OI es un receptor que transforma un estímulo
sonoro (mecánico) en uno eléctrico. La intensidad es percibida en función del número
de estímulos por unidad de tiempo. La frecuencia mediante la distribución
tonotópica, que se mantiene en toda la vía auditiva: los tonos graves
estimularán las fibras situadas en la última espira de la cóclea (cerca del
helicotrema) y los agudos estimularán la zona de la espira basal (junto a la
ventana oval). El oído humano es capaz de captar frecuencias desde 16 a 20.000
Hz.
FISIOLOGÍA
DEL EQUILIBRIO.
El equilibrio se basa en mecanismos reflejos,
donde hay sistemas aferentes que nos informan de la posición en el espacio (vista,
laberinto posterior, sensibilidad propioceptiva); esa información se integra (núcleos
vestibulares del tronco y cerebelo) y un sistema eferente para mantener el
equilibrio, conexiones vestíbulo-oculares (su alteración genera nistagmo),
vestíbulo-espinales (su alteración genera lateropulsión en el Romberg y la
marcha) y con el núcleo del vago (su alteración genera manifestaciones vegetativas).
Es decir, el oído es uno de los sistemas aferentes de información. Así nos informa
de:
• Las aceleraciones lineales, que estimulan
mediante las variaciones de presión que ejercen los otolitos sobre las células
ciliadas de las máculas de utrículo y sáculo (MIR 96-97F, 157).
• Las aceleraciones angulares, que estimulan
mediante movimientos de la endolinfa que desplaza los estereocilios las células
ciliadas de las crestas ampulares de los conductos semicirculares, de manera
que se estimula un conducto semicircular y a la vez se inhibe su homólogo
contralateral.