Es una
inflamación-infección de tejidos blandos posteriores al tabique orbitario.
Constituye el 2-4 %
dentro de la patología orbitaria.
Más frecuente en niños,
en el 90 % de los casos es secundaria a sinusitis etmoidal.
MOTIVO DE CONSULTA
Figura 1.a.
Celulitis orbitaria izquierda en un paciente inmunodeprimido. Carcinoma de
pulmón en fase terminal.
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EXPLORACIÓN CLÍNICA
1. Tumefacción, edema y eritema palpebral con incapacidad para la apertura palpebral.
2. Hipoestesia periorbitaria.
3. Quemosis y/o inyección conjuntival.
4. Proptosis unilateral importante, de rápida evolución pero no brusca, axial y no reductible.
5. Limitación movimientos oculares (oftalmoplejía) con dolor.
6. Disminución de la agudeza visual.
7. Dolor intenso y cefalea.
8. Síntomas generales: fiebre, náuseas, vómitos, malestar general.
9. Secreción purulenta (fig. 1.b).
10. Congestión venosa en la retina. Edema del disco óptico.
Figura 1.b.
Celulitis orbitaria en la que se aprecia el mal estado general del paciente y
la secreción abundante.
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2. Inoculación directa por traumatismo orbitario o cirugía: frecuentemente en las 48-72 horas posteriores, aunque puede aparecer meses después en caso de cuerpo extraño intraorbitario.
3. Diseminación hemática: bacteriemia. Gérmenes más frecuentes: S. pneumoniae, S. aureus, H. influenzae, anaerobios. Las infecciones polimicrobianas son frecuentes (fig. 1.c).
Figura 1.c.
Celulitis orbitaria por Pseudomonas en un paciente con infección por VIH.
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DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
1. Seudotumor inflamatorio orbitario. Miositis orbitaria. Granulomatosis de Wegener.
2. Fístula carotidocavernosa.
3. Oftalmopatía distiroidea.
4. Trombosis del seno cavernoso. Puede aparecer como complicación de una celulitis orbitaria.
5. Neoplasias orbitarias.
6. Seudoproptosis: enoftalmos contralateral, miopía magna.
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS
1. Examen oftalmológico completo: motilidad ocular externa (los movimientos oculares normales generalmente descartan la existencia de celulitis orbitaria), reactividad pupilar, biomicroscopia, funduscopia, toma de PIO.
2. Analítica con hemograma, recuento y fórmula leucocitaria. Hemocultivos.
3. TC orbitocraneal.
4. Aspiración o punción con aguja fina de seno maxilar cultivando el material obtenido.
5. Punción lumbar ante la sospecha de meningitis.
TRATAMIENTO
Ingreso hospitalario y antibióticos intravenosos de amplio espectro y en dosis altas, manejo interdisciplinario (oftalmólogo, otorrinolaringólogo, pediatra o internista).
Vigilancia intensa del enfermo y de la aparición de posibles complicaciones.
1. Una antibioterapia adecuada puede ser: nafcilina (150 mg/kg/día en niños y 1-2 g/4 horas en adultos) asociada a metronidazol (7,5 mg/kg/día) y cefotaxima o ceftriaxona (100 mg/kg/día en niños y 1-2 g/12 horas en adultos), o nafcilina junto con ceftazidima. Estas pautas deben revisarse según el cultivo y antibiograma de las muestras obtenidas.
Una vez que haya una mejoría importante de los síntomas y el paciente esté afebril durante más de 48 horas, se puede pasar a antibioterapia oral con amoxicilina-ácido clavulánico o cefaclor, asociando metronidazol si se aislaron anaerobios.
2. Tratamiento de las complicaciones oculares que puedan aparecer: queratitis por exposición, glaucoma, uveítis y retinitis, endoftalmitis, obstrucción de la arteria central de la retina, desprendimiento exudativo retiniano.
3. Aerosol descongestivo nasal con fenilefrina u oximetazolina.
4. Drenaje quirúrgico de senos si no hay mejoría con el tratamiento médico.
5. Si asocia absceso cerebral en muchos casos es necesario drenaje neuroquirúrgico.
6. Cirugía orbitaria si se observa absceso subperióstico u orbitario que no mejora con tratamiento antibiótico.
ATLAS URGENCIAS
EN OFTALMOLOGÍA / VOLUMEN I