Las lesiones químicas y térmicas representan aproximadamente el 15 % de los accidentes oculares. La mayoría de las quemaduras oculares por cáusticos son de poca importancia y se curan en pocos días. Las quemaduras oculares graves, aunque poco frecuentes, pueden tener consecuencias catastróficas (figs. 1.1 y 1.2) y en casi el 30 % afectan a ambos ojos.
Figura 1.1. Leucoma corneal con atrofia del iris y sinequias anteriores, secundarios a causticación. |
Las causas de causticación ocular son muy variadas, más frecuentemente accidentes laborales y domésticos. El efecto nocivo de la causticación ocular depende de la naturaleza y el tipo de sustancia y del tiempo de contacto. La isquemia del limbo marca clínicamente el alcance y la gravedad de la causticación. La isquemia perilímbica se detecta por la interrupción de los vasos sanguíneos conjuntivales y episclerales
Figura 1.2. Opacidad total de la córnea y neovascularización secundaria a causticación. |
SÍNTOMAS
– Dolor: desde sensación de cuerpo extraño hasta dolor importante.
– Blefarospasmo.
– Disminución de la agudeza visual.
SIGNOS
Dependen del grado de afectación ocular:
– Grado I: hiperemia conjuntival y defectos del epitelio corneal, sin lesiones profundas del globo ocular (fig. 1.3).
– Grado II: hiperemia y quemosis conjuntival con isquemia parcial del limbo esclerocorneal (figs. 1.4, 1.5 y 1.6).
– Grado III: isquemia que afecta más de la mitad del limbo esclerocorneal. Puede observarse opacidad corneal (fig. 1.7).
– Grado IV: necrosis conjuntival extensa que deja ver la esclera blanca, avascular, con aspecto “en porcelana”. Las lesiones isquémicas superan el 75 % de la circunferencia límbica. Opacidad corneal muy evidente (fig. 1.8).
– Dolor: desde sensación de cuerpo extraño hasta dolor importante.
– Blefarospasmo.
– Disminución de la agudeza visual.
SIGNOS
Dependen del grado de afectación ocular:
– Grado I: hiperemia conjuntival y defectos del epitelio corneal, sin lesiones profundas del globo ocular (fig. 1.3).
– Grado II: hiperemia y quemosis conjuntival con isquemia parcial del limbo esclerocorneal (figs. 1.4, 1.5 y 1.6).
– Grado III: isquemia que afecta más de la mitad del limbo esclerocorneal. Puede observarse opacidad corneal (fig. 1.7).
– Grado IV: necrosis conjuntival extensa que deja ver la esclera blanca, avascular, con aspecto “en porcelana”. Las lesiones isquémicas superan el 75 % de la circunferencia límbica. Opacidad corneal muy evidente (fig. 1.8).
b) Tinción con fluoresceína. |
Figura 1.3. a) Causticación de grado I, con defectos epiteliales corneales superficiales y ligera quemosis conjuntival. |
Figura 1.4. Desepitelización corneal extensa en causticación de grado II. |
Figura 1.5. Edema y desepitelización corneal en causticación de grado II. |
Figura 1.6. Causticación de grado II por explosión de un air-bag, con leve isquemia límbica, quemaduras palpebrales y opacidad corneal. |
Figura 1.7. Causticación de grado III. |
Figura 1.8. Causticación de grado IV, con opacidad total de la córnea, isquemia límbica y edema palpebral, 48 horas después del traumatismo. |
TRATAMIENTO
–
Lavado ocular urgente con abundante solución salina balanceada, suero
fisiológico o agua corriente.
–
Limpieza mecánica (con gasa) de los restos sólidos que puedan permanecer en
contacto con la conjuntiva, incluyendo los fondos de saco conjuntivales
superior e inferior.
–
Colirio cicloplejico y pomada antibiótica.
–
Acetazolamida en caso de aumento de la presión intraocular, que debe controlarse
sobre todo en las quemaduras por álcali.
–
Se recomienda analgesia por vía oral durante las primeras horas tras el
traumatismo.
–
Los corticoides tópicos pueden usarse en caso de uveítis anterior aguda en la
primera semana de tratamiento, siempre que el epitelio esté íntegro y que la quemadura
no haya sido producida por álcali, por el riesgo de perforación ocular. En este
caso se recurrirá a la corticoterapia por vía oral.
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