Habitualmente se asocia a fracturas cerradas de los huesos largos de miembros inferiores y a fracturas inestables de pelvis en pacientes jóvenes, aunque se ha descrito asociado a situaciones tan diversas como enclavado intramedular, artroplastia y una gran variedad de enfermedades (hemoglobinopatías, colagenosis, diabetes mellitus, quemaduras, etc.). LA fractura más frecuentemente asociada a síndrome de embolia grasa es la fractura de la diáfisis femoral. El riesgo de síndrome de embolia grasa es mayor en pacientes con múltiples fracturas diafisarias, especialmente de extremidades inferiores.
Clínica
Se caracteriza por la aparición, en muchas ocasiones tras un “intervalo lucido” de horas o días, de forma brusca, de: 1) insuficiencia respiratoria a raíz de un SDRA, 2) sintomatología neurológica cambiante (con predominio de la afectación del nivel de conciencia) y 3) petequias en tórax, axila, raíz del cuello y conjuntiva. El parámetro analítico de mayor valor es la presencia de hipoxemia (generalmente PO2 <60 mm Hg), habitualmente acompañada de anemia y trombocitopenia. La radiografía de tórax presenta característicamente una “imagen en tormenta de nieve” progresiva (figura). Es usual que el cuadro clínico se instaure tras el traslado por carretera del paciente con sus fracturas sin estabilizar quirúrgicamente.
Tratamiento
Recuerda que lo principal en la profilaxis del síndrome de embolia grasa es la correcta y precoz fijación de la fractura.
Las medidas terapéuticas actualmente aceptadas son las siguientes: 1) oxigenoterapia, con o sin ventilación mecánica adicional, 2) corticoides en dosis altas (30mg/Kg de metilprednisolona en dosis separadas entre sí 4 horas) y 3) estabilización precoz de la o las fracturas asociadas.
Manual CTO de Medicina y Cirugía / Traumatología y Cirugía Ortopédica